lunes, 7 de julio de 2008

Educación Bolivariana



MEMORIA CRITICA UNIDAD II: Constitución del sujeto histórico – social, económico y político y su impacto en el paradigma educativo emergente.

UNIVERSIDAD NACIONAL. EXPERIMENTAL “SIMON RODRIGUEZ”
MAESTRIA EN EDUCACION ROBINSONIANA

PARTICIPANTES. Cándida de Sandoval, Armando de J. Camacho, Ana Hectilma Ruiz Jaimes, María Alcadis Ramírez, Franklin Rangel.
FACILITADOR: JESUS VILLANUEVA.

MEMORIA CRITICA UNIDAD II: Constitución del sujeto Histórico – social, económico y político y su impacto en el paradigma Educativo emergente.

La Historia Político Social de los pueblos Latinoamericanos, recoge un conjunto de hechos, vivencias y experiencias de rebeldía en contra de las imposiciones externas. Esto en razón a que los legítimos dueños de esos espacios que en conjunto hacen un continente fueron desprovistos por la vía de la invasión; sumada a la ocupación, explotación y saqueo tanto de la fuerza de trabajo como de sus bienes, así como del espacio geográfico y espacial donde subsistían todas la riquezas; que por siglos fueron llevadas a Europa. La Lucha por la tierra, por un espacio donde vivir, donde trabajar para producir, comenzó entonces, cuando los invasores, dispusieron de lo que no era suyo, de la gente y de sus bienes, a través de las llamadas encomiendas. De este atropello, de esta injusticia, de este saqueo, proviene toda la desigualdad y las luchas por la reivindicación de un derecho que nos fue conculcado de forma arbitraria por el imperio español. Sistema que sólo fue posible minimizarlo a través de la lucha perseverante de aquellos pueblos, que siempre estuvieron, al igual que hoy; como punta de lanza frente a la atrocidad del imperio. Formamos parte de un subcontinente que fue sistemáticamente violentado por los europeos a partir de la invasión llamada “descubrimiento” , iniciada por el almirante Cristóbal Colón a partir de 1492, a estas tierras que luego llamaron América. En correspondencia con las ideas de uno de los más grandes pensadores de nuestra América, como lo es el maestro Don Simón Rodríguez, creemos en la necesidad de desarrollar ideas y organizaciones originales, contextualizadas con nuestra realidad. En este orden de ideas asumimos lo que el movimiento popular ha venido construyendo, sobre el conjunto de ideas y postulados, de los principales personajes históricos de la resistencia que le han dado vida a los procesos populares revolucionarios a lo largo y ancho de América Latina y del Caribe, es entonces, un esfuerzo consciente por cohesionar un proceso político que integre la diversidad de las corrientes revolucionarias. De allí que no nos extraña la proliferación de movimientos en diferentes momentos históricos, tal cual como sucede hoy, la lucha es la misma, los protagonistas igualmente pareciera que son los mismos; por un lado las castas, los que desde hace siglos, se apropiaron de las mayores y mejores tierras, los blancos europeos, los anglosajones que con sus flota marinas y sus huestes invasoras tomaron por asalto este nuestro continente. Si nos detenemos a revisar la historia política económica de nuestra América latina, encontraremos que los movimientos de pre-independencia y de la propia independencia política, siempre estuvo en búsqueda de devolver la tierra a esa mayorías desplazadas y explotadas que descubrió como unos extraños se habían apropiado de su fuerza de trabajo y evidentemente de su tierra, que era tanto como despropiarles de su propia vida.
Bolívar, entendió que tan sólo con la independencia política no era suficiente, por eso comenzó a diseñar una propuesta de liberación de los esclavos y el reparto de tierra, eso hizo que la oligarquía “mantuana” tanto de Bogotá como de Caracas, buscara la forma y manera de salir de él. Igualmente encontramos al Caudillo Ezequiel Zamora, luchando por la misma causa, dotar de tierra al pueblo, los llamados gobiernos “democráticos representativos” proclamaron sus sendas leyes de “Reforma Agraria” que nunca cumplieron.
En otros escenarios del Continente, nos encontramos con el líder revolucionario Mexicano Emiliano Zapata, en Nicaragua Augusto César Sandino, en Colombia a Jorge Eliécer Gaitán o al legendario guerrillero “Tiro Fijo”, en el Brasil al actual Presidente Lula y su movimiento “De los Sin Tierra”.
“La lucha es larga”, pero desde hace tiempo, fue iniciada, y hoy está dando sus frutos en viejos y nuevos movimientos sociales, que han descubierto, que el diseño capitalista, y su fase superior, bajo la denominación de neoliberalismo, no fue capaz de dar respuesta a las interrogantes de los pueblos; todo ello ante la pérdida de confianza en las instituciones supuestamente “democrá¬ticas”. Seguramente esa pérdida de confianza está asociada a prácticas político-institucionales tradiciona¬les, de distribución de bienes públicos tales como clientelismo, discrecionalidad y negociación altamente corporativa e incumplimiento de las ofertas planes y programas de fechas electorales
En este marco hemos entendido que el resurgimiento de movimientos sociales ha venido vigorizando las luchas de los pueblos que podemos observar en : a) el grado de desarrollo y organización alcanzado por los nue¬vos movimientos sociales resulta una variable relevante; b) la densidad de movimientos sociales que aparecen como portado¬res de mensajes y opciones compartidas por las mayorías populares; y c) la acumulación de prácticas de lucha y movilización social que reivindican no sólo viejas aspiraciones, sino reclamos novedosos en el territorio propiamente de las instituciones, que dan paso a movimientos sociales (emergentes e históricos), esto ante la pérdida de legitimidad de los partidos tradicionales o de mayor arraigo en la configuración de los respectivos sistemas políticos, el desarrollo y crecimiento de algunas fuerzas políticas de signo progresista, la evolu¬ción reciente de los formatos institucionales y de algunas instituciones democráticas, y el grado de implantación de las reformas estructurales de la última década.
Atrás va quedando la práctica de la exclusión, hoy por hoy estamos frente a un hecho novísimo, como es:-“la democracia participativa y protagonica” donde es el mismo sujeto social de los niveles medios y bajos, quienes asumen el rol protagónico, en los asuntos inherentes al bienestar del colectivo, al extremo que poco a poco se va a avanzando hacía otra manera de ver y comprender el quehacer de las comunidades, asumiendo la conducción del poder o los poderes que hasta ahora eran exclusividad de la delegación que las propias comunidades cedían a los “llamados gobernantes”; quienes dentro del esquema tradicional de la política pervertida hicieron hasta lo imposible por alejar a los pueblos, al sujeto que da razón al hecho democrático, de la verdadera práctica democrática, que no es otra cosa que darle poder al pueblo. Por ello se requiere una reformulación en los criterios, en los pensum y currículos de la formación ciudadana, que permita la formación o ecuación del nuevo republicano, del nuevo ciudadano que supere la concepción paternalista, aquella de que “unos mandan y otros obedecen”, para abrir el nuevo marco donde todos como iguales tengamos la posibilidad de hacer y dar a cada quien según su capacidad y necesidad.
Constituye también un ámbito de análisis de las transformaciones producidas en los procesos de conflictividad social, en la forma de articulación de las demandas y las formas que asume la participación de los movimientos sociales; las luchas por los derechos y la ciudadanía, en un contexto de exclusión social. Para ello se cuestionarán las categorías de poder, de autonomía, horizontalidad, trabajo, ciudadanía, territorialidad, subjetividad, la continuidad y rupturas con experiencias sociales anteriores, la relación con el estado, poniéndolas en discusión en su dimensión teórica y también práctica. Esta selección, presentación y definición de las herramientas conceptuales permitirá dar cuenta de las inscripciones teóricas y las perspectivas metodológicas que nos permiten analizar el campo.
La demanda educativa efectuada por los movimientos sociales, la mirada de la educación como derecho y el reclamo que se efectúa al Estado, en las diferentes relaciones; lo educativo cotidiano, lo educativo encuentro con el otro, lo educativo relación social presentan una gama de concepciones y propuestas que es necesario estudiar.
La demanda de educación constituye a los movimientos mismos, en la compleja y contradictoria vinculación que establecen con el Estado y con la escuela: Las demandas educativas de los movimientos sociales hablan de sujetos activos que hacen de la educación un derecho a combatir y que como tal, los constituye como fuerza, las acerca y aleja de la escuela, que los conoce y desconoce y las pone en tensión con el Estado.
Algunos movimientos plantean la existencia de escuelas propias en sus territorios como parte de la disputa con el Estado. Hay en ellos un abordaje nuevo de lo educativo tanto como forma de construcción del propio movimiento, como del lugar que le otorgan a la escuela: el de un espacio propio, autónomo que forme a sus hijos coherentemente con sus objetivos, colaborando con sus procesos de construcción política, la formación de un hombre nuevo, mas humano, con nuevos ideales, integrante y formador a su vez de una patria libre y con una mejor y mayor calidad de vida, en cuanto a la pedagogía del pensamiento está inmersa en un humanismo renovado, que nos compromete a reconocer que la verdadera fuerza está en el autoconocimiento que nos dan los sentimientos y en la necesidad de integrarlos a la vida y el hacer personal. Debemos atrevernos a incorporar la riqueza de nuestros sentimientos en la práctica educativa, esta se nos da al confiar en nuestro mundo interno, entendiendo nuestro compromiso como la posibilidad de acompañar profundamente a cada persona en su proceso de transformación y renovación, ser sujeto histórico es adoptar una posición crítica para analizar el momento que nos corresponda vivir, y asumir el compromiso para actuar en función de cuanto aspiramos y nos favorece como integrante de una sociedad, con mayor participación y protagonismo, y no esperar que sea el estado quien determine el tipo de educación a implementarse. Al estado le corresponde llevar a la práctica las estrategias que la sociedad exige, según su realidad y necesidades, y facilitar su práctica generando recursos e instituciones que se requieran para hacerlas realidad. La confianza en el ser humano y en nuestra práctica educativa; es un aspecto esperanzador para lograr la sociedad humana, que todos necesitamos construir.
Para concluir los movimientos sociales se consideran sujeto y principio educativo; todos sus espacios y acciones tienen intencionalidad pedagógica. Los espacios de formación son específicos pero también lo son la asamblea, el lugar de trabajo y la lucha concreta del día a día, colocan el acento en la cotidianeidad, desafiando desde allí las relaciones capitalistas, priorizando la horizontalidad y el valor formativo de las distintas experiencias. Desde el punto de vista de la construcción subjetiva en el encuentro con el otro se produce un proceso de aprendizaje colectivo, autogestivo, que restablece la capacidad, el reconocimiento, el lazo, el poder frente al desamparo y la victimización, en un ambiente que educa. (Es decir, el descubrirse a sí mismo en colectivo, para dar respuestas adecuadas, producto de su propia experiencia, algo así como una cotidianidad endógena del quehacer y el hacer, que marca un rompimiento con lo que se había hecho costumbre impuesta, para asumir y poner en práctica, la costumbre nacida de su propio seno, en tanto comunidad creadora de su propio destino). Conclusión , a las que llegamos, luego de haber leído y comprendido, el hecho social y la experiencia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional que tiene presencia en Chiapas, territorio Mexicano, donde el movimiento o desplazamiento de El Caracol, ha servido para crear una forma de convivencia o asociación humana, revivida desde los tiempos añejos de los amerindios.-


Amos (2004), encargado de formación del EZLN Ejército Zapatista de Liberación. México. Documento difundido en la web.
Material compilado con fines instruccionales cite 2008
LOPEZ MAYA, Margarita y Seaone, José (Compiladores).Movimientos sociales y conflicto en América Latina. FLACSO. Buenos aires. 2003

VISION EMERGENTE DE LA EDUCACION EN EL AMBITO SOCIOPOLITICO CONTEMPORANEO.

VISION EMERGENTE DE LA EDUCACION EN EL AMBITO SOCIOPOLITICO CONTEMPORANEO.

COMO SE CONSTITUYE HOY EL SUJETO PEDAGOGICO (maestro, participante alumno contenido y evaluaciòn)

PARTICIPANTES:
RUIZ JAIMES ANA HETILMA
C.I. 3.996.908
DUQUE DE S. CANDIDA ROSA
2.813653
RAMIREZ MARIA ALCADIS
CI. 5.509.099
CAMACHO M. ARMANDO
CI 12.491.101
RANGEL FRANKLIN.
CI. 9.212.375

FACILITADOR: JESUS VILLANUEVA


Seguramente todo educador comprometido con sus tareas pedagógicas reflexionará acerca del aprendizaje y de las estrategias que permiten optimizarlo y evaluarlo, con miras a ir más allá de la simple transmisión de conocimientos para llegar a la verdadera formación del ser humano. Desde una perspectiva amplia podríamos concebir al aprendizaje como un cambio de conducta (físico y mental) relativamente estable: Sin embargo cualquier cambio de conducta más o menos permanente no puede ser considerado de esta forma. Solo la adaptación que supere las dificultades, que el medio circundante le presenta al sujeto, puede ser catalogada como aprendizaje. Aprender supone un cambio de conducta o una adquisición de nuevos saberes que tengan cierta permanencia en el tiempo, como resultado de la propia experiencia, es decir que cuando aprendemos se produce una modificación en nosotros mediata e inmediata o a largo plazo como fruto de dicha vivencia.
En tal sentido, son las instituciones de educación superior con programas de formación docente, las que tienen la responsabilidad de formar profesionales de la docencia, conjuntamente con sus funciones de investigación y extensión socio – educativa, realmente comprometidos con la elevada misión que ejercen. En este sentido, deben ser egresados caracterizados por un conjunto de rasgos básicos que le otorguen identidad profesional y pertinencia histórica a su perfil. Para lograrlo se requiere la mediación de un docente formador que este en un contexto de educación permanente, que trascienda el marco curricular de los estudios que conducen a la habilitación para el ejercicio de la función educativa.
A tal efecto, se aspira que todo docente sea promotor de su desarrollo ulterior, una vez concluida la formación sistemática inicial, las instituciones de formación docente deben crear condiciones que estimulen en el estudiante el espíritu de superación y una actitud de indagación y búsqueda abierta hacia el cambio y experiencias que faciliten el desarrollo de destrezas de auto – aprendizaje. También ha de entenderse el perfil del docente, cualquiera sea la estructura conceptual que las instituciones utilicen para su formulación, como una totalidad armónica que lo caracteriza e identifica como educador.
El docente debe ser el punto de partida para la elaboración de un currículo que enfatice la integración afectiva, ética, e intelectual de la personalidad y el dominio de las funciones profesionales del docente. Las instituciones formadoras de docentes , en la formulación y administración de los planes y programas de formación, deben asegurar la necesaria conexión de contenidos teóricos y experiencias practicas, la integración de saberes de distintas disciplinas, el conocimiento “ pedagógico” de los contenidos de instrucción y la competencia en el área de conocimientos de su especialidad, así como también, la adquisición por el docente en formación de una visión holistica y equilibrada del educador que desea y puede ser y que los demás esperan, base necesaria para su propia identidad y auto desarrollo moral y profesional.
Un énfasis prioritario en la formación del docente debe ser el cultivo de la capacidad de reflexión permanente en la acción y sobre la acción, para lograr la transformación creadora del acto educativo y de las condiciones que limitan el aprendizaje de los alumnos, al tiempo que se estimula el propio desarrollo profesional del educador. En esta concepción, el trabajo del docente es considerado como una actividad intelectual y no solo técnica, como un proceso de acción y reflexión cooperativa, de indagación y experimentación personal y grupal, en el que el educador es un intelectual autónomo y cooperativo en proceso permanente de desarrollo profesional, que considera las estrategias de enseñanza aprendizaje como hipótesis de acción, para analizarlas y comprobar su eficacia, eficiencia y pertinencia, a fin de actualizarlas o sustituirlas.
A partir de tales lineamientos, las instituciones formadoras de docentes, utilizando la estructura conceptual y la metodología que estimen pertinentes, están llamadas a orientar su acción hacia la formación del docente con un perfil que le permita: (a)Propiciar la innovación y el desarrollo educativo y de participar conciente y creativamente en la elaboración de diseños pedagógicos que conduzcan a la formación de la población facilitando el progreso social, cultural, científico y tecnológico del país; (b) Se debe preparar para comprender e interpretar los procesos de enseñanza - aprendizaje, considerando el contexto social, las implicaciones éticas del proceso educativo, el nivel de desarrollo del alumno, las características del contenido y los objetivos instruccionales, de tal manera que seleccionen y utilicen las estrategias, métodos, técnicas y recursos mas adecuados a la naturaleza de la situación educativa; (c) Además el sujeto docente debe poseer dominio teórico practico de los saberes básicos de las áreas del conocimiento en las que se inscriben los programas oficiales del nivel, modalidad o área de especialización que su vocación y aptitudes le han llevado a seleccionar como centro de su acción educativa, con un saber vivencial de los procesos de desarrollo y aprendizaje del sujeto de su acción educadora, a la vez con el dominio teórico y practico de estrategias, técnicas y recursos apropiados para la estimulación de los aprendizajes y del crecimiento afectivo, ético, y social de los educandos; (d) Debe ser conocedor de la realidad educativa y de sus relaciones con factores sociales, económicos, políticos y culturales del país, la región o la comunidad en la cual se desempeña y (e) Debe ser consciente de su responsabilidad en el análisis y la solución de los problemas que afecten el funcionamiento de la institución y la comunidad donde presten sus servicios, así como también en el estimulo a la participación de los estudiantes, la organización y la coordinación de esfuerzos, a fin de lograr los objetivos educacionales e integrar la comunidad a la escuela y la escuela a la comunidad.
En definitiva, el docente de hoy debe tener una actitud crítica, positiva y abierta a las posibilidades de cambio y de superación permanente, espíritu de servicio, sólidos principios éticos, poseedores de características y actitudes personales que le permitan interpretar y desempeñar su rol en la comunidad y ser verdaderos ejemplos de educación. También en el proceso pedagógico se pretende que el estudiante asuma un papel activo, que contribuya a su propio desarrollo; pero en raras ocasiones el docente permite que el estudiante decida en que debe ser activo, casi siempre hay que hacer la voluntad del maestro, es decir; lo que el estudiante quiere en muy pocas ocasiones es tenido en cuenta. Si aceptamos que lo anterior es cierto cabe preguntarse: ¿Dónde están consideradas las necesidades, los motivos y en consecuencia la voluntad de los propios estudiantes para que las actividades sean productivas?.
En el escenario escolar muy pocas veces se cumple esta expectativa; unas veces por la rigidez de los programas escolares y en otras por la autocensura del propio docente. Esto limita la creación sobre todo de los docentes jóvenes, llenos de imaginación y una empatía elevadísima con sus estudiantes. Existe el criterio, casi generalizado, que se es bueno si se hace sin rodeos lo que está establecido, lo que otros han dicho que debe hacerse y casi siempre también esto hace lineal, aburrido y, en consecuencia, poco productivo el proceso pedagógico. Sería muy bueno para la sociedad del siglo XXI y futura, que las personas sean activas en su superación personal, que sus necesidades y sus motivos personales se eleven hasta ser congruentes con las necesidades sociales para que la energía interna que mueve los procesos sociales, dentro del cual se encuentra el proceso pedagógico, fluya con todo su potencial de creatividad desde lo individual.
De ese modo la armonía y la felicidad podrán estar un poco más al alcance de todos. Se debe pensar en la felicidad que proporciona descubrir el mundo por si mismo, aunque sea con la ayuda de otros. La hermeticidad de los programas escolares; los sistemas de evaluaciones, las inspecciones, y el paradigma de ser bueno por hacer lo que digan otros, recrudece esta realidad en la escuela de hoy y no estimula una educación participativa donde en realidad el alumno sea objeto y sujeto de la educación. No todo está perdido; al contrario, todo esta ganado. La experiencia acumulada durante siglos por miles de educadores en diversas latitudes, y que por fortuna ha llegado hasta nosotros, aconseja como denominador común que todo vale: todos los alumnos tienen el derecho a ser tenidos en cuenta y en todas las dimensiones del ser humano.
Cuando hoy se habla de diversidad se piensa mucho en respetarla y poco en tenerla en cuenta. Es prudente ceder el espacio que le corresponde a cada ser humano y que en ocasiones puede parecer desaprovechado por el sujeto pero a fin de cuentas es su espacio, es su tiempo. El desarrollo de la personalidad, especialmente, el desarrollo del pensamiento es un proceso complejo donde intervienen diversos factores, pero en ningún caso es razonable excluir el propio sujeto, al contrario; una educación desarrolladora debe sustentarse en las necesidades, motivos y posibilidades de cada sujeto.
El desarrollo científico alcanzado en la segunda mitad del siglo XX ha puesto a disposición de la educación una base tecnológica sustentada en la informática y que comprende varios medios interactivos, que es muy bueno utilizar en función del desarrollo pleno del hombre. Muchas veces se habla de que el maestro ahora dispone de tal y cual medios, soportes, entre otros. Poco se dice de las posibilidades que tiene el alumno para aprender, usando esa tecnología con relativa independencia. El temor del maestro a perder autoridad moral y científica es otro tabú que debe ser resuelto, es común pensar que el maestro siempre tiene que saber más que el alumno en todos los órdenes y esto en realidad no es posible y mucho menos en los tiempos actuales donde los alumnos por su posición económica y social pueden estar por debajo o por encima de las posibilidades del docente.
Desde lo ético es bueno reconocer que no tiene más moral el que trata de saberlo todo, que aquel que reconoce sus errores, en el proceso de acercamiento a la verdad científica, que de hecho es un proceso inconcluso para toda la vida, sino se deja la ciencia a un lado. Nunca un maestro crece tanto delante de sus alumnos como cuando reconoces incógnitas o insuficiencias de conocimientos que pueden ser alcanzados con más trabajo, más esfuerzo y más dedicación. El carácter democrático de la enseñanza resulta cada vez más necesario, renunciar a las verdades eternas y diferenciar estas de las verdades vulgares abre el camino de la ciencia. Esto pone al docente en condiciones de estimular la búsqueda constante en sus alumnos que es en última instancia el mejor dividendo que la escuela debe dejar en sus egresados. El espíritu investigativo es una constante necesaria que debe prevalecer en la formación del ser humano.
De esta manera, surge un elemento que también debe ser considerado dentro de la visión emergente de la educación en el ámbito sociopolítico contemporáneo, se hacer referencia al aspecto afectivo. A tal fin es necesario reconocer la importancia que posee la educación como proceso donde interactúan constantemente las personas, de allí que el docente debe interesarse en primer lugar por tocar el corazón, después el cerebro. Los estudiantes deben sentir la fuerza del amor que es el motivo presente por encima de todo acto de simple enseñanza. Solo así las exigencias serán comprendidas y difícilmente rechazadas.
Sin duda, hay que dedicarles más tiempo a las personas que a la materia de enseñanza, lo que raramente sucede por la rigidez de los programas escolares y los estereotipos que caracterizan a algunos docentes. Si la comunicación con los alumnos alcanza un adecuado nivel de empatía, comprensión y amor, no habrá tarea difícil en lo académico. El trabajo podrá ser arduo pero será siempre una meta visible y por tanto contendrá energía para movernos hacia ella. El que quiere puede, nadie puede dirigir sus esfuerzos hacia algo que no ama. La armonía del Universo debe ser aprovechada para que los alumnos comprendan su orden y bondad. Los alumnos siempre serán más importantes, que el programa escolar, los libros de texto, los medios de enseñanza y todos los componentes de proceso pedagógico.
Finalmente, surge la evaluación concebida como un proceso que no puede estar aislado del hecho educativo como un todo. En este sentido, es preciso usar todos los recursos con que se cuenta para trabajar en el proceso de evaluación, tratando de que resulte un acto natural, espontaneo y no un juicio donde se busca descalificar al estudiante. Al contrario, debe representar la oportunidad para que el estudiante demuestre sus competencias, habilidades y destrezas. La enseñanza contemporánea, sustentada en principios de procedimientos y en el descubrimiento de los propios alumnos, no tiene porque evaluar como la enseñanza tradicional. No hay que memorizar por memorizar, la memoria como proceso activo debe potenciar los restantes procesos lógicos del pensamiento y hay muchas maneras agradables de ejercitarla que no se parecen a la vieja evaluación.
Para concluir hoy el docente debe estar sujeto a los cambios, en todos los niveles educativos, debe estar en continua evolución, el nuevo papel docente participante viene determinado por la acción conjunta de la autocrítica del profesorado, los requisitos sociopolíticos y la evolución del propio sistema educativo. Este cambio obliga a una continua toma de decisiones y a una formación permanente. Los factores que inciden en este cambio son múltiples, uno de ellos los cambios políticos la acelerada evolución social, el vertiginoso cambio tecnológico y por ultimo la influencia de multitud de corrientes pedagógicas. El papel del sujeto docente como transmisor del conocimiento que monopoliza ha quedado obsoleto en el mundo actual. Aunque no están claros los limites o la definición de la profesión docente se vislumbra un nuevo papel del profesional de la educación, cuyo norte es la búsqueda del docente orientador, mediador, estimulador y motivador del desarrollo personal y social de los estudiantes, al tiempo que se vincula con el entorno para diagnosticar las situaciones problematices a fin de ubicar los recursos y medios para intervenir en la solución de las problemáticas comunitarias.
Pero por encima de todo, debe ser aquel amigo experto y confidente, critico, que ayude al discípulo a clarificar su futuro, a desarrollar sus valores sociales.
El nuevo docente debe tener capacidad de actuación autónoma e intentar crearla también en los educandos, para lograrlo necesita una gran capacidad de adaptación, pues el desarrollo cotidiano de la enseñanza se encuentra afectado por múltiples componentes sociológicos, psicológicos y biológicos, sobre todo en lo que a la dinámica del aula se refiere. En la formación de los nuevos docentes debe incluirse el conocimiento de las teorías existentes sobre el aprendizaje y al mismo tiempo, se les tiene que preparar para estar abiertos al dialogo y al contraste de ideas para la reflexión sobre la acción. La investigación debe formar parte de su práctica y al evaluaciòn formativa tiene que guiar el diseño y la finalidad de su acción.




Referencias

Díaz, A. (2006). Ensayos Sobre la Problemática Curricular. Caracas: Editorial Trillas, V Edición.

Díaz y Barriga. (2002). Docente del Siglo XXI. Estrategias Docentes para un Aprendizaje Significativo. México: McGraw Hill.